
“Allá por el 2005 cuando arrancó a funcionar el plan Ceibal en Uruguay se daba algo inminente en el vínculo de las tecnologías de la información y comunicación (TICS) y la educación. Desde aquel año y año tras año la tecnología, las «ceibalitas», fueron metiéndose en la casa de todas y todos los uruguayos, esto sin dudas que fue una contingencia importantísima para cuando el COVID-19 aterrizó en Uruguay. Ahora las clases online eran una forma de poder establecer ese vínculo pedagógico entre los docentes y las y los estudiantes. O al menos ese vínculo era el único hilo que teníamos para seguir conectados con ellos.
En Ánima trabajamos desde el primer día con una laptop. Los estudiantes desde que preparan el Pre-Ánima, una serie de pruebas donde el o la estudiante es evaluado para ver si luego puede ingresar a la institución, están en contacto con las computadoras. Para que pueda terminar un año «normal» dependemos un 95% de una conexión a internet y computadoras. A priori Ánima teniendo una experiencia de más de 5 años estaba en condiciones buenísimas para enfrentar la pandemia.
El aprendizaje que re-confirmé en este tiempo fue que no hay tecnología, herramienta, internet, zoom, meet, computadora, dinero, recursos y/o un montón de cosas más que sustituya la educación del encuentro, de la mirada, del diálogo viéndose a los ojos, del intercambio. Ese aprendizaje que se transmite con las palabras, con las ppt, pero también con el gesto, con la mirada, con el acercarse porque «le viste cara rara a la que está sentada en el fondo sin hablar».
A mí, y me temo que, a muchos de mis colegas, me knoqueó. Nos tuvimos que reinventar. Pero aún así no alcanzábamos ni cerca a la experiencia del aula real. Y personalmente creo que es imposible alcanzar eso porque en definitiva las personas somos humanas y seres sociables que se enriquecen con el otro en todo su ser.
Sigamos buscando nuevas herramientas y mejorando la tecnología para que nos pueda ayudar, pero sigamos luchando por el encuentro en persona. Esa aula que enriquece tanto al estudiante como al docente, esa aula que genera conocimiento.” – Francisco Cobas, Alumni 2018.