
“Actualmente trabajo dando clases de Maths en el colegio British y en Matea un emprendimiento social. Matea una empresa social de tecnología que surge desde el Centro Educativo Providencia, con dos grandes objetivos de impacto social: generar ingresos para cubrir parte del presupuesto de los programas educativos de Provi y asegurar el desarrollo profesional e inserción laboral de jóvenes que viven en situación de vulnerabilidad social.
Yo estoy en la parte educativa de la empresa, dando los cursos de programación para capacitar a jóvenes de la zona.
A nivel laboral la pandemia nos agarró en una situación particular: para empezar el primer curso de programación Matea, planificado por nuestro equipo, y terminando el proceso de selección para el mismo. Todos nuestros planes cambiaron. Al principio viví mucha frustración, venía trabajando desde noviembre del año pasado para este momento, para que esto pase de ser una idea, un plan, a algo real y tangible.
Con mi equipo fuimos aceptando esta nueva realidad y tomándola como un desafío y momento para crecer. Esa frustración a la vez fue la que nos impulsó a re planificar, a volver a pensar en cómo podíamos hacer esto. Largamos una campaña en las redes sociales #MateaEnCasa con el objetivo de enseñar a programar con pequeños desafíos diarios, esto nos dio una primer experiencia en este modo online.
Luego nos sentamos a ver cómo encarar el curso online: pensamos en los desafíos ¿Cómo realizar las entrevistas grupales que nos quedaban online? ¿Cómo generar sentido de pertenencia al grupo sin poder vernos de forma presencial? ¿Cómo hacer para que no pierdan la motivación? ¿Y si no tienen computadora para hacer el curso desde su casa, o wifi?
De a poco fuimos armando este plan b. Fue un momento muy intenso y de mucho aprendizaje. Algo que nos ayudó mucho fue el ser conscientes desde el momento uno; que teníamos que cambiar por completo la metodología para adaptarnos al online. No bastaba con hacer lo mismo pero por Zoom, la realidad era otra y los desafíos también.
Finalmente el 21 de abril empezó el curso, pero los desafíos seguían. Creo que la clave fue adaptarnos rápidamente al cambio, ser reflexivos y basarnos en la prueba y error para seguir ajustando detalles de la metodología día a día.
Las enseñanzas que esto me dejó son no atarnos tanto a un plan, adaptarnos al cambio rápidamente y el constante cuestionamiento de lo que hacemos y el por qué lo hacemos.
En lo personal algo que estoy aprendiendo (todavía me falta mucho por recorrer) es el tenerme más paciencia, ser más compasiva conmigo misma. Lo que más me sirve es apoyarme siempre en mi equipo, pidiendo ayuda con sinceridad cuando es necesario.”
Maria Fernández