«Cuando me postulé a Enseña Uruguay no tenía idea de qué estaba haciendo. No tenía claro donde iba a trabajar y, además, nunca me había parado frente a un salón de clases. Solo sabía que quería trabajar desde la educación.

En el INVE (Instituto de Verano) con los módulos teóricos y prácticos comencé a imaginarme el nuevo rol que asumiría: ser profesora. Con otros PEUs decimos, medio en broma medio en serio, que el INVE fue una de las cosas más difíciles que tuvimos que hacer.

En marzo de 2018 comencé a trabajar como profesora con dos grupos, 10hs semanales, mientras seguía estudiando en Facultad de Medicina. Fue difícil acostumbrarse al rol y a lo que este exigía, pero mi tutora fue un apoyo incondicional; retroalimentó mis planificaciones y visitó mis clases. Y no solo ella sino todo el equipo de Enseña Uruguay y los otros docentes; el saber que tenía un equipo atrás fue tener una red de contención.

Mi primer año me obligó a replantearme todo. El chocar con otras realidades y conocer a personas que, a pesar de las situaciones que estén viviendo, siempre están dispuestas a darte amor cambiaron mi visión de la educación y de la vida. Sentí que el compromiso exigía más. Decidí entonces dedicarme de lleno a la educación: suspendí momentáneamente mis estudios en la Facultad y agarré cuatro grupos más. Esta decisión fue una de las más difíciles que tuve que tomar en mi vida pero hoy, mirando atrás, puedo decir que fue una de las mejores.

Hoy en día, con la experiencia de haber dado clase puedo estar más abierta a todo lo que los estudiantes tienen para dar. Les digo a ellos que siento que me enseñaron más de lo que yo les pude enseñar. Y es verdad. Me hicieron valorar el intercambio y las relaciones humanas. Creo que como mejor podemos enseñar y aprender es a través de las relaciones. De las experiencias compartidas, de los chistes, de las anécdotas.

Estos dos años me hicieron crecer y, creo, ser mejor persona. Reafirmaron mi visión de la educación: es la mejor herramienta para contribuidor con la sociedad y con cada persona.»

Victoria Böcking